Este periodo de aislamiento en las personas está provocando básicamente dos grandes cambios en los patrones de comportamiento, por un lado, la digitalización y por otro la aceleración de las TENDENCIAS.

Los shopper desean volver a vivir, tienen ganas de disfrutar, podría decirse que hay un anhelo de volver a la normalidad, esto podría traducirse en un optimismo por volver a consumir.

No obstante, la incertidumbre y la amenaza de la pérdida de poder adquisitivo pone un freno mental. Soltar este freno dependerá de que tan pronto se restablezca la actividad económica.

Según la consultora McKinsey, la economía mundial pasará por cuatro fases en los próximos meses: la incertidumbre del comienzo de la crisis (Q1/Q2), la urgencia de la crisis (Q2), una breve recesión (Q3) y la recuperación (Q4).

Los consumidores, cuidaran y reducirán sus gastos, aunque el temor del desabastecimiento y las compras compulsivas en supermercados pasaron a segundo plano.

Ahora los consumidores se preocupan por la salud, la situación económica y el futuro laboral, ya que el abastecimiento está asegurado y eso aporta cierta tranquilidad.

El proceso de compra empieza a normalizarse y el shopper empieza a racionalizar la compra haciendo elecciones en categorías esenciales, más pensadas en post de cuidar su economía. Podríamos decir que estamos viendo una compra mucho más cuidada y funcional.

Se consolida la tendencia por la búsqueda de descuentos y precios razonables, manifestando el fin del exceso en el consumo.

La experiencia de las compras digitales va en aumento, modificando nuestros hábitos de consumo, ¿Le perdimos el miedo al E-commerce? Si, nos vimos empujados a consumir on line, trabajar desde casa, usar aplicaciones para comunicarnos, usar la banca on line y medios de pago virtuales.

En tiempo de confinamiento el shopper descubrió otras formas de consumo, también nos dimos cuenta de que había cosas que compramos que no hacían falta. “Se viene un reajuste y una nueva manera de consumir”

La variable de tiempo y conveniencia (entendida como rapidez), constituirá una parte importante de la experiencia que buscará este nuevo shopper. Todo aquello que sabíamos cambiara y necesitaremos volver a entender como toman decisiones nuestros compradores.

El Customer Journey deberá ser rediseñado en las tiendas teniendo en cuenta el impacto de la aceleración digital en este tiempo, entendiendo a los consumidores sus comportamientos y expectativas de consumo futuro.

Las tiendas que logren racionalizar los tiempos y organizar la oferta con espacios cuidados, y precios justos subirán en el ranking de las preferencias de los compradores.

Esta claridad será clave para las marcas que aún están intentando comprender el cambio. La que más rápido se adapten a esta nueva realidad serán las que sobrevivan la crisis.

Que esperan los consumidores de las marcas hoy: rapidez, humanidad, transparencia, que no se lucre con la pandemia, que adopten una posición social, que colaboren con los gobiernos, que propongan momentos de conexión, de calma, armonía y precios justos. “Las marcas que asuman un liderazgo, basado en lo humano, serán las que hagan la diferencia”.